Y van de la mano, no se atraven a soltarse ni a juntarse un poco más. Dos pieles acostumbradas a no buscarse y rozar. Te quiero tanto, susurraban las caricias. Es un adiós, susurraban sus medias sonrisas. Esperaron al alba, recordando el primer beso, escuchando su canción. Ha sido un placer quererla. Lo mismo digo, señor. Se merecían una vida diferente. Quién sabe, tal vez el destino los junte en otro vagón.
